Paula y yo estudiamos en el mismo colegio. No compartimos clase pero sí amigos en común que han ido sumándose en nuestras vidas con el paso del tiempo y las cosas del destino. Esas amistades nuevas (¡Hola Álvaro y Esther!) han hecho que le siguiera la pista a lo largo de estos años y haya podido presenciar su evolución como artista o pintamonas (como ella muchas veces se define) desde sus cuadros al óleo y su pelo rizado castaño a la inmediatez de sus ilustraciones y su pelo liso rojo, pasando por una etapa en la que unió fotografía e ilustración.
Dibujar como búsqueda de espacio donde aislarse, desaparecer siendo consciente del proceso, compartir tus horas con una persona que no está presente mientras la retratas… esa maravillosa sensación de desconexión debe ser aquello que sienten los que realmente se encuentran en lo que hacen.
El otro día volví a coincidir con ella. Venía con su abuela de comprar castañas en la tradicional feria de nuestra ciudad y como todo me pareció tan cercano y «de estar por casa» me lancé a pedirle una entrevista para el blog. Dijo que sí.
1.- Paula leí en una entrevista que el primer cuadro al óleo que pintaste, un barco en plena tempestad, fue un regalo para tu abuelo. ¿Recuerdas para quién ha sido tu último regalo?
Sí. Recuerdo perfectamente el día en que lo pinté, y que a pesar de haberme sentido tan perdida mientras lo hacía y de que el resultado no fue exactamente el que había proyectado, me atreví a regalárselo a mi abuelo, con quien tengo una relación muy especial desde muy pequeña. Intuyo que me pareció simbólico regalarle a él, que siempre ha trabajado con sus manos y de quien he heredado la forma de las mías y hacia dónde dirigirlas, mi primera obra al óleo.
El último regalo ha sido un óleo de «No te acabes nunca». Lo tiene el padre de un buen amigo.
2.- Yo tengo la suerte de conocer a muchos miembros de tu familia. Nombro por ejemplo a tu abuelo, tu padre y desde hace un año la gran suerte de conocer a tu hermana Anna y su preciosa tienda Hombre Cactus donde están nuestras prendas. Ebanistas, diseñadora gráfica, pintora… ¿Recuerdas que hubiera un ambiente creativo en casa?
Recuerdo cuánto me gustaba ir a la tienda de muebles de mi familia y correr hacia el taller que olía a cola y a madera. Pasaba horas observando a mi padre y a mi abuelo trabajar la madera y los imitaba (muchas de las herramientas no me dejaban usarlas, pero eso lo solucioné en primero de escultura cuando aterricé en Bellas Artes). También recuerdo a mi abuela materna, en una pequeña sala repleta de mujeres que cosían a mano mientras ella interpretaba la banda sonora de aquella habitación a golpe de pie en su máquina de coser. También la imitaba y tampoco me dejaba usar su máquina. Lo hacía cuando se iba a la cocina pero me pillaba siempre por culpa del ruido infernal que hacía aquel aparato. Finalmente a mi madre, que siempre me regalaba libros y yo desaparecía en ellos.
3.- Yo soy muy fan pero muy fan de la Revista AD y ver tu casa entre sus páginas fue un subidón. Suelo hidráulico, madera, plantas y mucha luz en un espacio que no separa trabajo y vida. Sinceramente pensaba que me encontraría un espacio más neutro (por aquello de trabajar siempre con colores e igual acabar saturada) pero me encontré con una casa que da sensación de recogimiento y estar agustito. ¿Qué necesitas tener alrededor para trabajar a gusto?
Necesito luz, amplitud y silencio. Soy muy caótica y acabo saturando cada espacio que ocupo.
4.- A tus años viviendo en Valencia les acompañaron un frondoso árbol pintado en la pared de la entrada de tu piso y unas piernas de maniquí que he vuelto a ver en las fotos de tu piso en Barcelona. ¡Siempre he tenido curiosidad por saber de donde salen! ¿Tienen historia detrás?
El árbol sale de un impulso. Había pasado una semana en Formentera y a llegar al piso eché mucho de menos esos pinos mediterráneos con los que había estado viviendo los últimos días. Lo pinté en diez minutos mientras mis amigas me esperaban en el bar de abajo de mi casa para tomar unos vinos.
Las piernas salen del estudio de MacDiego. Estuve trabajando algunos años para él en su estudio de Godella. Recuerdo que hicimos un trabajo para Nuevo Centro en un momento en el que decidieron cambiar todos su maniquíes. MacDiego llegó al estudio con un camión lleno de maniquíes. Elegí llevarme esas piernas, supongo que fue influida por Truffaut y su «L’homme qui aimait les femmes«, una película repleta hasta la saciedad de piernas de mujeres.
5.- Recuerdo seguirte en tu blog, un blog de wordpress que autogestionabas y también ser consciente de la notoriedad que las redes sociales dieron a tu trabajo en los comienzos. ¿Has tenido que cambiar el enfoque que le dabas a tus redes conforme has ido ganando esa notoriedad? ¿da miedo sentirse un poquito expuesta?
Creo que el éxito sucedió de la mano de una gestión no pretenciosa y transparente de esas redes sociales de las que hablas. Hubo un momento, hace unos tres años, en los que sí sentí ese miedo a la sobreexposición y me sentí muy incómoda en el que se supone que era mi papel. Más tarde entendí que esa sobreexposición va conmigo, que siempre ha ido conmigo, incluso cuando no había redes sociales. Ahora mismo sigo gestionándolas como al principio, a golpe de instinto y de incontinencia. Me siento cómoda mostrando esa sinceridad a través de ellas, no quiero sentirme obligada a ponerme ninguna máscara. Quiero sentir la libertad de poder mostrarme como soy en las redes, da mucha paz mental.
6.- Al comienzo nombraba tu pelo rizado pero ahora que se ha visibilizado no sólo el trabajo sino también la persona, resulta complicado pensarte sin tu pelo rojizo. Se ha vuelto como una seña de identidad. Paula lleva el pelo rojo, los labios rojos y eyeliner negro ¿Has sido de experimentar mucho, de probar muchos cambios en tu forma de vestir?
🙂 Llevo el pelo rojo desde los 17 años, cuando en primero de Bellas Artes mis amigas y yo descubrimos la henna. Lo del eyeliner negro es herencia directa de mi madre y se lo copié a los 23 años. No, no he sido de experimentar mucho.
7.- A mí me recuerdas mucho a la Julie Christie de Truffatut en La piel suave, muy finales de los sesenta principios de los setenta. ¿Te sientes identificada con el estilo de esta década?
Sí, claro. Muchísimo. Llevo empapándome de películas de Truffaut desde los 20 años. Cuando todavía no sabía quién o qué era (realmente sigo sin saberlo) deseaba haber podido formar parte de ese universo Truffaut, de esos temas y modos de hacer. Cada vez que veía una película suya aprendía, llegaba a otros directores de cine o a una serie de escritores que se han acabado convirtiendo también en referentes. Entiendo que parte de la estética también debe haberme marcado, sobre todo porque se aleja bastante de la exuberancia plastificada de las modas que ahora mismo consumimos y que rechazo de inmediato. Viendo Truffaut te acercas a una belleza de mujer en la que no es la protuberancia exagerada y repetida hasta la saciedad a la que estamos acostumbrados lo que hace a una mujer atractiva o interesante. Se trata de otra cosa, es todo más mental, y físicamente se traduce de otro modo. Uno más cercano a la realidad y no por ello menos atractivo, todo lo contrario.
8.- Aquello que lees, escuchas, ves… influye en cómo eres y muchas veces en cómo vistes. Francesca Woodman, Hopper, Richter, John Williams, Siri Hustvedt… son algunos de tus referentes en arte y literatura y la música también está presente en tu trabajo. Recuerdo por ejemplo que Sigur Rós iba de la mano de Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End ¿Cada proyecto tiene su banda sonora?
Sí, lo tiene. El proyecto editorial en el que llevo trabajando desde junio y que verá la luz en noviembre de 2016 también la tiene.
9.- Eres muy de proyectos colaborativos. Está genial porque como espectador te crea un picapica, un qué guay, a ver qué giro le da a esta propuesta. María Leach, Estel Solé, Elisenda Roca, Christina Rosenvinge, el conmovedor trabajo con María Leach… la mayoría mujeres. ¿Qué te aporta el trabajar a cuatro manos y hay algún por qué en que muchos de ellos sean con mujeres?
Creo que el hecho de que sean mujeres es una manera de autoafirmarme como mujer, de darnos voz. Desde que mi trabajo ha empezado a funcionar y me he visto expuesta públicamente han sucedido hechos en los que una misoginia que yo pensaba obsoleta o un peso absurdo de un patriarcado casposo han golpeado de un modo tan agresivo que en alguna ocasión he llegado a asustarme. Creo que las mujeres todavía tenemos mucho trabajo que hacer para poder sentirnos libres a la hora de crear.
Así para ir terminando te lanzo un listado rapido:
- Un libro / canción / película: «La amortajada» de María Luisa Bombal / «El meu lament» de Ferran Palau / «Camille Claudel» de Bruno Nuytten
- Un fotógrafo: Noemí Elías Bascuñana
- Una prenda: Unas mallas negras
- Alguien a quién seguir en Instagram: Aitor Saraiba
- Un ilustrador: David de las Heras
Gracias Paula por decir que sí y por dar un feedback siempre tan cercano. Los de la terreta, la Vila del Pengüí, te seguimos la pista artistaza.
¡¡Me encanta!! La descubrí hace unos años con aquella mítica ilustración de la «c trencada», «canviar el dolor per la dolçor»…y me atrapó. Ahora no podría vivir sin su «Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End». Muy top!!! Pedazo entrevista señorita, apúntese un puntazo!! 🙂
Apúnteme mejor un copazo y nos vemos las jetas que ya hace demasié desde la última vez que coincidimos rubia mía.
¡Muas!
Por cosas como esta me caes jodidamente bien!!!!! Copazo apuntado!!!! Te escribo en privado, este finde estoy mega free 🙂
Dios mío de mi vida! Esta chica es AMOR Y ARTE en estado puro …. me enamore de sus ilustraciones y de su manera de hacer tan especial, única y diferente hace mucho tiempo atrás! Y es que además de ser bella, es toda una ARTISTA!
Que maravilla Guillermina que nos hayas podido compartir un trocito de esta mujer tan maravillosa como tú!
Gracias guapa,
pazhalabirodriguez.com ♡
Paula es lo más de lo más. Yo le hubiera hecho un montón de preguntas más, tiene mucho que contar y un giro de vida tan rápido e inesperado que hace que apetezca sentarse a charlar con ella largo y tendido.
Gracias Paz por pasarte siempre y dejar un comentario por aquí 🙂 Eres un amor. ¡Muas!